sábado, enero 06, 2007

Dostoievski, Tolstoi y Chejov. El realismo ruso o el don de la palabra.



Tres personalidades fascinantes. Anton Chejov (1860- 1904), maestro del relato corto de la literatura rusa, hombre entre lo común y lo extraordinario, que ofrece al lector pequeños reflejos de una realidad descriptiva inmensa que obliga a la reflexión. Costumbrista en las formas, de crítica punzante y delicioso detallismo ; y el más joven de los tres.

Fiodor Dostoievski (1821-1881) autor análitico que supo plasmar en sus obras una realidad de la parecía no hablarse nunca, pero que sin embargo provoca pertubación e interés, la del lado más oscuro de una sociedad en progreso. Atormentado y de vida tortuosa, entre la locura, el estigma y la profecía, da voz al antihéreo y al dolor humano. Crítica y enseñanza, moralidad y dilema cristiano, marcados siempre por un destino.

León Tolstoi (1828- 1910), aristocráta y sin embargo crítico. Místico descriptivo de una sociedad y sus diferentes clases sociales, dividido entre dos mundos, y cercano a la meláncolia. Venerable y venerado, prolífico y obstinado. Maestro de varios géneros, desde el cuento a la novela. Filósofo y hombre comprometido.

Estos tres autores representan una corriente eminentemente crítica y comprometida con la realidad que les rodea, marcada por los cambios de un siglo de contrastes como es el siglo XIX. Con orígenes y visiones totalmente diferentes perseguían en sus relatos objetivos paralelos el conocimiento del hombre y su realidad circunstancial, la necesidad del cambio y los errores de una sociedad que tendían al inmovilismo.

El don de la palabra es aquello que atrapa al lector en sus páginas, y lo que permite al historiador cifrar en sus descripciones los tintes , luces y sombras de una relaidad, que se acerca envuelta en la ficción. Descripción, crítica, conciencia y explicación, para la plasmación, aunque velada, de una realidad vívida.

0 comentarios: